No todos los búhos traen cartas o paquetes como Hedwing. Aquel autillo se limitó a mirarme con sus ojos gigantescos mientras giraba la cabeza buscando contestación a todas las preguntas que llevaba semanas haciéndome.
En cuanto todas las respuestas se abalanzaron sobre mi cabeza se fue.
Ni un selfie quiso hacerse conmigo.