jueves, 25 de octubre de 2018

Me estoy tomando un café con leche en una de esas mesas altas de cafetería. Justo al lado hay un espejo con uno de esos marcos formado por pequeños espejos que hacen que todo se trocee y se repita casi hasta el infinito.
He puesto sobre mi mano nuestro beso y así, gracias al reflejo del espejo sé que no se van a acabar nunca, y que siempre tendré un poco de esos ricos besos a mano. 
A ver si algún día hacen que me sobren los cafés y dejo la adicción.

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