Estuvo todo el día y toda la noche caminando con la mirada baja por la escarpada. No se cruzó con nadie. Poco después del amanecer llegó a la cima de la montaña, miró a su alrededor y cuando estaba a punto de darse la vuelta y regresar, lo que había estado buscando le gritó: ¡¡¡¡EEEECOOO!!
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