En mi familia nadie ha padecido del corazón. Cada uno con más de una historia detrás, siempre buscando lo que ya tenían, todos escapistas, pero problema de corazón, ninguno.
Ni cuando se los comió el cráter de un volcán, o cuando sentían las balas de sus hermanos atravesarlos, ni al ver aproximarse la venganza por desamor, ni al avanzar a estrellarse con la avioneta de correos. De corazón, nadie.
Hasta que apareciste tú y me llenaste de taquicardias invisibles que sólo siento yo y que a nadie puedo contarle.
No hay comentarios:
Publicar un comentario